Daybreak

Cuando parecía que el género zombi era un muerto viviente que se arrastraba por la cadena AMC sin ideas frescas para los telespectadores, los de Netflix van y se sacan de la chistera esta agradable serie adolescente postapocalíptica con alguna cara conocida.

Trump escribió un tuit muy hiriente o Kim Jong Un se levantó un día con el pie izquierdo, el caso es que en un momento dado los misiles volaron y los Estados Unidos de América fueron devastados por el fuego nuclear y un arma biológica que convirtió a los adultos supervivientes en "ghouls", un sinónimo rolero de lo que viene a ser el zombi de toda la vida, con la particularidad de que estos repiten sin cesar lo último que estaban pensando en el momento de la catástrofe.

Pero, al igual que en las producciones modernas, estos no son una amenaza real, es más, ni siquiera suelen aparecer demasiado en los diez capítulos de la primera temporada; ni siquiera los animales que han mutado por la radiación y los compuestos químicos suponen un problema más que cuando conviene a la historia. Pues resulta que la mayoría de los adolescentes de la ciudad de Glendale, por una extraña razón que parece descubrirse al final, han sobrevivido al holocausto y se han agrupado en tribus urbanas de distinta temática, como los fans de las Kardashians, los seguidores de Steve Jobs, los deportistas o la "Shemazons", unidas en torno a un ideal feminista.

El protagonista es Josh, un estudiante canadiense proveniente de una familia desestructurada, que intenta encontrar desesperadamente a Sam, su amor de instituto. En el camino unirá su camino al de Angélica, una sádica niña superdotada y la única persona de su edad que parece continuar con vida, y Wesley, un ronin que busca la redención por crímenes que descubriremos a lo largo de la trama.

En un primer momento parecerá que la némesis del grupo será "Turbo", el líder del grupo de los deportistas, pero pronto se destapará que el enemigo principal de los chicos es... No voy a hacer spoilers.

¿Y qué tiene de novedoso este planteamiento? Primero de todo que no se toma en serio a sí misma. Los chavales siguen aferrados a su antigua vida, como el concurso "American Ninja Idol" en el que los grupos tienen que tocar una canción ante el público si no quieren morir devorados, o el envío de "stories" de Instagram con Polaroids. Los personajes suelen romper la cuarta pared e incluso parecen entablar diálogo con el espectador, se tratan temas de la edad, como el consentimiento en las relaciones o la diversidad y la banda sonora no está mal. Cada episodio, además, está enfocado en un personaje, lo cual da variedad al conjunto, y está salpicada de flashbacks de los días anteriores al desastre.

La trama suele avanzar, algo que no pueden decir otras series, aunque hacia el final se desinfla un poco. Los tres últimos capítulos dejan mucho que desear y mentiría si dijera que no los vi sin usar el boton de FF ni una sola vez. En cualquier caso, una entretenida serie destinada a los adolescentes y los fanáticos del apocalipsis.

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